martes

no lo vendo

Bueno, comenzó a entrar de lleno la luz del sol por la ventana del living, como es en invierno.
Tanto que a veces lo pongo a grego en pelotas a tomar un rato el sol, porque había un dicho que decía mi mamá donde entra el sol no entra el médico. Y la pediatra nos dio unas vitaminas porque nos dijo que en invierno necesita más porque no toma sol.

Había muchas boludeces para escribir pero por esta falta de rutina no es fácil escribirlas.

Hace un tiempo que empecé a hacer de nuevo el pan del desayuno. Elegí el pumpernickel, un pan que es valioso en fibras y de sabor muy complejo.
Es un pan de masa madre de centeno y que tiene un ingrediente secreto que le da un sabor especial: migas de pan de centeno. Las migas de pan de centeno le dan ese sabor a frutos secos que no tiene ningún otro pan. Luego, el cacao o el café le dan un color renegrido y la harina de centeno una textura densa, y muy amarga. Es un pan ideal para el desayuno. Se da que un pan de molde de un kilo se corta en 21 rebanadas, es decir que, para aquellos que desayunan con una sola tostada el pan representa tres semanas de un excelente desayuno.
Se dio que vino una amiga y me dice vendeme el pan, yo te lo compro. Son cincuenta pesos, le respondo. Es carísimo, se lamenta. Yo lo pago veinte en la feria de san telmo. Cincuenta pesos para vos, le respondo, porque sos amiga. En realidad, es un pan que no tiene precio.
Pocas personas pueden valorar este pan, le explico. Le explico acerca del proceso, de los ingredientes "del sabor a nuez". Pero no lo siento al mordelo, comenta mi amiga. Para mí es como el pan que yo compro en la feria de San Telmo. Por eso te digo que este pan no tiene precio: porque no muchas personas lo pueden valorar. Mejor dicho, pensé, este pan no tiene precio porque no lo quiero vender. Ah, sì, si me lo qusiera comprar mi amiga hoy, el precio serìa el doble.
Luego me quedé pensando, le preguné a mi amiga, che, pero cuanto pesa el pan que pagas veinte en san telmo. Ella se quedo pensando y concluimos que sin duda, no era un pan de un kilo como el mio sino de mucho menos. Claro, me di cuenta de que un kilo de pan de centeno por 50 pesos en realidad un regalo.

Pero bueno, al otro dìa mientras desayunaba, pensaba que en esta ciudad o mejor dicho en este paìs, o tal vez en este mundo solo existan un puñado de personas que puedan valorar esta deliciosa y compleja rebanada de pan. Así que este pan vale mucho, mucho más de lo que me imaginaba...

2 comentarios:

ww dijo...

Se le ponen migas!! No sabia. Yo pensaba que el pumpernickel era el que llevaba kimel.

inés dijo...

¿Qué es kimel?